jueves, 14 de agosto de 2014

La montaña de obsidiana

Una de las cosas que más impacta en esta zona de Mount Shasta, es la montaña de una piedra negra llamada obsidiana, también conocida como lava bed rocks o Cristal Mountain.
Por más que te lo cuenten, la realidad supera cualquier idea previa. Accedemos por un bosque y de repente unos potentes brillos comienzan a deslumbrarnos.El bosque acaba y una gran montaña de piedras negras brillantes aparece ante nosotros.

El brillo comienza a cegarnos al mirar hacia arriba.El efecto de la obsidiana al recibir la luz del sol se asemeja al de un espejo. Ese espejo refleja nuestra imagen y comenzamos a vernos, a reconocernos.Esa parte negra nuestra que nos devuelve la obsidiana se encuentra también dentro de nosotros y no podemos obviarla,así que, no nos queda sino aceptar ese hecho y llevarnos algun pedazo de esa oscuridad. Y entonces, comenzamos a recoger trozos de obsidiana para llevar con nosotros.A buen seguro, llevarnos esta piedra nos va a ayudar a nosotros y a aquellos que la reciban a integrar el dark vader que hay en nuestro interior.



Más tarde, cargados cada uno con su repertorio de obsidianas,nos dirigimos a Medicine Lake, un lugar donde se siente la serenidad. Tras el efecto café frappé que nos causó la montaña de obsidiana, nos lanzamos a bañarnos en las tranquilas aguas del lago medicina cuyo efecto es verdaderamente como su nombre indica,medicinal. Las corrientes frias y calientes se entremezclan,y la imagen del enclave mientras nos bañamos nos mece en su belleza.




El tercer lugar que visitamos hoy es la cascada Burney situada dentro del McArthur National Park. Ya en el descenso hacia las cataratas,la temperatura empieza a bajar,y al llegar,el escenario te deja helado...como si se tratara de dos mechones de pelo blanco,el agua desciende sobre la roca,dejando en medio un gran triangulo verde que emerge hacia afuera.Y abajo...la gran laguna de un azul oscuro con brillos turquesa reluce al capricho de algún rayo de sol. Las gotas de agua heladas rocían nuestros cuerpos y allí, refugiados en ése microclima, cada cual recibe su regalo de la naturaleza.

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